El proceso psicológico en pacientes ancianos sobre el fallecimiento de un familiar cercano.
La pérdida de una persona cercana conlleva un duelo que repercute negativamente en el estado de ánimo de una persona. Además, debemos tener en cuenta que ese duelo se acentúa en las parejas de personas ancianas, ya que la mayoría de ellos han pasado más de media vida juntos. A esto hay que añadirle el sentimiento de soledad, culpa y la falta de apoyo psicológico que reciben en ocasiones. Podemos reflejar esto con una experiencia personal vivida hace unos años.
“Desde que mi abuelo murió, mi abuela no ha vuelto a ser la misma. Han pasado más de 3 años y lo recuerdo como si fuera ayer. Este fue el peor golpe que la vida le pudo dar a mi abuela. Desde el primer día siempre quiso vivir sola, sin que nadie fuera a visitarla para poder enfrentarse a esa situación por sí sola.
Los primeros meses fueron bastante duros para toda la familia, pero aún más para ella. Siempre se culpaba a sí misma por haber discutido tanto con su marido, hasta el punto de pensar que él no había disfrutado de su vida por culpa de ella.
La imagen que su estado de ánimo reflejaba era la de una mujer completamente desolada que se había quedado sin ninguna aspiración que seguir en su vida.
Fue al año siguiente cuando toda la familia notó una mejoría en su actitud y forma de hablar. Pasó de no querer salir de casa a querer estar todo el día en la calle. Estaba ansiosa por viajar y descubrir mundo y, sobre todo, quería pasar tiempo con su hermana, que vive en Italia.
Ella misma confesó que estuvo un año entero sin tener ganas de vivir, pero gracias a toda la familia pudo salir adelante para a día de hoy ser una mujer feliz en su nueva vida.”
Como hemos podido observar, la persona que vive el duelo pasa por distintas fases y emociones. Sin embargo, es importante resaltar que cada individuo necesita un cierto periodo de tiempo para afrontar esta situación. El duelo se divide en las siguientes fases:
1. El inicio del duelo o primera etapa: destacada por un estado de choque, el cual puede llegar a ser más o menos intenso en función de la persona que lo vive. Entre otras reacciones más características de esta primera etapa son el rechazo y/o la negación, pues se trata de un sistema de defensa. Generalmente es una fase de corta duración.
2. Etapa central: considerada como el propio núcleo del duelo, caracterizada por un estado depresivo, ya que el fallecido suele ocupar siempre y por completo la mente del doliente, añorando aquellos detalles de la vida cotidiana que se compartirían con ese ser querido. Generalmente hay sentimientos de soledad profunda y la persona vive sin interés ni atractivos por la vida. Esta fase puede durar desde meses hasta años siendo la etapa de mayor duración.
3. Etapa final: periodo de restablecimiento. El doliente entra en esta fase cuando al mirar hacia el futuro comienza a plantear nuevos objetivos, sueños y deseos. Están preparados para deshacerse de los objetos personales del fallecido, quedándose simplemente con aquellos más significativos. La soledad, la pena y el dolor van disminuyendo, concluyendo así en un alivio final. La etapa finaliza cuando el corazón de la persona tiene la capacidad de amar de nuevo. (Calero Mercado et al., 2021; Meza Dávalos et al., 2008)
Este proceso finaliza cuando la persona atraviesa cada una de las etapas y por tanto estas queden completas, es por ello que no hay una duración estimada, sino por el contrario, es la persona la que va marcando su propio duelo.
Además del apoyo familiar y social, la enfermera tiene un papel muy importante en la atención y preparación del duelo y en cada una de sus fases. El objetivo principal es ayudar a la persona que lo vive a superar la pérdida. Otros de los objetivos son mejorar la calidad de vida del paciente, fomentar sus relaciones sociales, disminuir el estrés y aumentar la autoestima. Por ello, se requiere de una atención íntegra y del abordaje de todos los aspectos de esa persona. Además, es importante ayudar a la familia, pues también sufre de la ausencia de esa persona. (Soto et al., 2009)
Entre aquellas intervenciones enfermeras que podemos realizar están: acompañar al doliente durante las etapas y mostrarles confianza para que puedan expresar sus emociones y sentimientos abiertamente (escucha activa), intimidad para que el doliente se encuentre en un ambiente cómodo para hablar sobre las circunstancias del fallecimiento (clima de confianza en la relación enfermera-paciente), invitarle a programar nuevas consultas y, además, no debemos olvidar agradecer siempre su participación y colaboración. (Rivas-Chapoñan et al., 2022)
Es importante valorar al paciente desde una visión holística, es decir, debemos cuidar al doliente desde las tres esferas que domina la enfermería: biopsicosocial. Resaltar la educación sanitaria, en la que podemos explicarle al paciente sobre las etapas de duelo, aclarar las dudas que puedan surgirle y ofrecer aquellas recomendaciones que ayuden a aceptar la situación para avanzar en las etapas del proceso.
Otra de las muchas funciones que tiene la enfermería consiste en la detección de duelos patológicos, que son aquellos en los que el doliente no acepta ni progresa en su situación. Estos se originan por una serie de factores de riesgo, tales como:
- Personales: cuando el doliente es joven o anciano, tiene problemas de salud, no ha sido capaz de superar un duelo anterior o no tiene habilidad para lidiar con el estrés.
- Relacionales: cuando el doliente tiene dependencia hacia el fallecido. También sucede cuando la relación entre el fallecido y el doliente era conflictiva o, por el contrario, una relación estrecha.
- Circunstanciales: se da en situaciones en las cuales el doliente tiene demasiados recuerdos dolorosos del proceso debido a la causa del fallecimiento de la persona.
- Sociales: relacionado con la economía y las relaciones interpersonales entre familiares. (Castro et al., 2021)
Para concluir, podemos decir que la pérdida de un ser querido tan cercano es un momento crítico en la vida, por lo que es esencial que nosotros, los enfermeros, estemos presentes para apoyar a su círculo más cercano durante todo el proceso tras el fallecimiento, teniendo en cuenta los diferentes factores de riesgo y situaciones de cada persona.
Grupo A 3.2.
- Lucía Medina Ortega.
- Cristina Medina Padilla.
- José Mena Macías.
- Ainhoa Montañez Mora.
- Elena Montoya Gutiérrez.
- María Esmeralda Morilla Guadamuro.
- Carolina Rodríguez Santos.
- Alberto Rosado Boutellier.
- Enrique Rubio Martínez.
- Arancha Torres Sánchez.
- Sara Velasco Castillo.
- Lucía Villalobos Fernández.
- Ignacio Villodres Cazorla.
BIBLIOGRAFÍA
Calero Mercado, N., Márquez de Torres, P., & Carvajal Muriel, A.J. Importancia del profesional de enfermería en las etapas del duelo. (2021). Paraninfo Digital XV(33): e33002d. Recuperado el 25 de noviembre de 2022, de http://ciberindex.com/index.php/pd/article/view/e33002d/e33002d
Castro Pueyo, J., Casinos, N. G., Cabeza, L. G., Rojo, E. N., Adán, R. B., & Fau, C. B. (2021). Papel de la enfermería ante el proceso de duelo tras un fallecimiento. Revista Sanitaria de Investigación, 2(11), 225. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8210385
Meza Dávalos, E. G., García, S., Torres Gómez, A., Castillo, L., Sauri Suárez, S., & Silva, M. (2008). Revista de Especialidades Médico-Quirúrgicas, 13(1):28-31 https://www.redalyc.org/pdf/473/47316103007.pdf
Rivas-Chapoñan, J. D., Cervera-Vallejos, M. F., & Jeuna Diaz-Manchay, R. (2022). Intervención terapéutica trascendental del profesional de enfermería al familiar acompañante en etapa de duelo Transcendental Therapeutic Intervention of the Nursing Professional with the Accompanying Family Member in the Bereavement Stage. Revista Cubana de Enfermería ;38(2):e4496 http://scielo.sld.cu/pdf/enf/v38n2/1561-2961-enf-38-02-e4496.pdf
Soto, O., Soto, P. O., Falcón, P., Volcanes, M., & Rra Falcón, M. (2009). Enfermería Global; 15: 1-9. https://scielo.isciii.es/pdf/eg/n15/reflexion1.pdf
Nos parece muy interesante esta entrada de blog porque consideramos que es importante tener conocimiento sobre este tipo de intervenciones de enfermería, ya que esta situación de abandono por fallecimiento en ancianos se da habitualmente. Es bueno saber que, por parte de los profesionales enfermeros, se tiene ese apoyo que tanto necesitan las personas que pasan por estas circunstancias.
ResponderEliminarEn mi familia, le pasó lo mismo a mi abuela con su marido de toda la vida. Él falleció y ella estuvo guardando el luto unos 2-3 años. Después de ese periodo de tiempo, se animó y volvió a ser la misma de siempre.
Creemos que en este caso, la mujer lo tiene un poco más fácil porque ha tenido un aliciente de no depender del marido para las tareas domésticas y el cuidado. Sin embargo, el hombre anciano sí se ve afectado porque la educación que les proporcionaban era mas dependencia conyugal en esos ámbitos que hoy en día. Por lo que se sienten desamparados a la hora de hacer de comer, limpiar la casa, lavar la ropa, etc. No sólo echan en faltan esto, sino también el cariño que les proporcionaba su pareja. Por eso el anciano viudo, respecto al proceso de duelo, lo pasa peor.
El duelo es una práctica socio-cultural que en algunos países se practica de diferente forma, por lo que deberíamos conocer como enfermeros/as las creencias y prácticas acerca de la muerte en distintas culturas para poder brindar a las personas de los fallecidos una buena intervención.
En nuestra profesión, nos vamos a enfrentar día a día a la muerte de nuestros pacientes y al duelo de sus familiares, por lo que tendremos que poseer empatía y asertividad.
Para finalizar, creemos que deberíamos de dar información a la población, de los tipos de ayudas que ofrecen los profesionales sanitarios, en este caso a la anciana, e ir a residencias de ancianos o visitas a domicilio y darles amparo cuando se encuentren en la etapa del duelo.
GRUPO B.3.1
Hemos elegido esta entrada al blog porque nos parece un tema muy interesante y diario el abordaje del duelo de un ser querido.
ResponderEliminarLo que está claro es que nadie nunca está preparado para ver a una persona cercana y querida fallecer. Es un proceso muy duro y lento que debe seguir su transcurso según la propia persona dicta y considera, sin tiempos ni reglas. Una buena red de apoyo será la herramienta fundamental para poder llevar el duelo de una forma más llevadera, eliminando desde el primer momento la aparición de sentimientos tan comunes y dañinos como la culpa. Desafortunadamente en el caso de los ancianos no siempre va a existir esa red de apoyo, muchas veces no reciben la compañía y el consuelo que necesitan por parte de sus familiares y se sienten abandonados; es muy importante que cubramos ese consuelo y apoyo nosotros. Como enfermeros, debemos tener el sentimiento de la empatía muy desarrollado y debemos ser capaces de cubrir este tipo de necesidades, tenemos que transmitir a la persona que nos va a tener disponibles siempre para lo que necesiten. Que sientan que ese apoyo que les falta está cubierto por nuestra persona y que sepan que pueden confiar y contar con nosotros el tiempo que precisen, para todo lo que necesiten.
Además de ofrecer consuelo y ayuda, debemos valorar que el proceso de duelo avanza, y que la persona poco a poco va remontando de esa etapa tan crítica de su vida para que no se vaya a convertir en un duelo patológico.
Para concluir, es importante recalcar que nosotros nos toparemos con la muerte y el duelo muy a menudo a lo largo de nuestra carrera, pero debemos tener muy presente que a esa persona es la primera vez que se le muere su familiar; por lo tanto es obligatorio un trato individualizado y humanizado, sin minimizar o desvalorizar los sentimientos de la persona, sin prisas y con la empatía siempre como pilar básico de todas nuestras intervenciones.
GRUPO B2.2
Esta entrada del blog es muy interesante, pues se centra en una parte de la sociedad a la que no se le da tanta visibilidad desde el punto de vista de la salud mental, las personas ancianas.
ResponderEliminarTal y como se recoge en el Código Deontológico de Enfermería (https://www.consejogeneralenfermeria.org/pdfs/deontologia/codigo_deontologico.pdf), capítulo VIII, artículo 43: “Las Enfermeras/os deben prestar atención de salud tanto al anciano enfermo como sano, al objeto de mantener su independencia, fomentando su autocuidado para garantizarle un mejoramiento de la calidad de vida.” Las enfermas deben atender a los usuarios ancianos y encargarse tanto de la prevención como de la promoción de su salud de todos los aspectos de esta.
Como bien se menciona, el personal de enfermería debe valorar a los pacientes de forma integral centrándose en todos los aspectos (biopsicosocial) no solo atendiendo a personas “visiblemente enfermas”, y así se detectará si una persona (en este caso anciana) se encuentra en un duelo por una pérdida, además se verá si se trata de un duelo normal o bien si se trata de un duelo inadaptado.
Sobre todo los enfermeros deberán valorar el apoyo social que tienen estas personas ancianas, pues bien no es lo mismo una persona que vive en su domicilio y ha perdido a su pareja, teniendo la oportunidad de estar con su familia y tener su apoyo a la hora de afrontar el duelo, a diferencia de un anciano que vive en una institución/residencia y está en proceso de duelo; son situaciones distintas porque el entorno es diferente y probablemente sea diferente la forma de afrontar el duelo en ambos lugares (institución o domicilio propio).
Por otro lado, las personas de la tercera edad, como se menciona en el texto, tienen diferentes actitudes a la hora del afrontamiento dependiendo si se trata de un hombre o una mujer en relación con la pérdida de su pareja. Esto hará que el duelo se viva de una forma u otra, se acorte o se prolongue más, etc.
También de la importancia que la persona le dé a su bienestar, si uno no ve relevante el bienestar propio probablemente el afrontamiento del duelo será prolongado, la persona no se preocupará por su salud mental y no trabajará en conseguir afrontar dicho duelo y seguir adelante.
Por ello teniendo todas estas dificultadas para afrontar el duelo, es parte de los diagnósticos enfermeros NANDA, el duelo inadaptado 00301(https://www.nnnconsult.com/nanda/301), por lo cual está dentro de las capacidades de las enfermeras, el prestar atención de salud al anciano que se encuentre en dicha situación, teniendo disponibles diversos recursos e intervenciones para realizar como terapias conductuales (manejo de la conducta), terapias cognitivas (llevar un diario), ayuda para el afrontamiento (asesoramiento), etc.
Grupo B.3.2
Tras leer el artículo, coincidimos totalmente con lo expuesto, ya que de forma teórica es la forma más completa para poder afrontar una situación de duelo, siendo algo próximo a nosotros fruto de las competencias y responsabilidades que, como profesionales sanitarios, estamos expuestos.
ResponderEliminarLas herramientas que nuestros compañeros nos promulgan son de gran utilidad, debido a las dimensiones biopsicosociales que el proceso de duelo alberga en la salud integral de las personas que lo padecen.
Pero la situación que nos encontramos día a día en los centros sanitarios difiere de la praxis que en este post se menciona. Nos encontramos con un sistema sanitario desbordado, el cual tiene a los profesionales sanitarios con un grado de trabajo excesivo debido, en muchas ocasiones, a un cupo de pacientes muy elevado para poder dedicar el tiempo que se debería emplear para llevar a cabo de forma óptima el abordaje de la situación. Dicho esto, la problemática actual que se identifica es la siguiente: La búsqueda de una forma adecuada para realizar un buen afrontamiento de la situación del paciente con el tiempo limitado que disponemos.
Además, debemos de tener en cuenta que la enfermería la podemos definir con una palabra “Cuidar”, donde nuestras acciones van dirigidas a personas. Por ello, no debemos de deshumanizar la atención que proporcionamos a los pacientes.
Para terminar, nos gustaría plantear la importancia de desarrollar herramientas y competencias efectivas, más que eficaces, a través de una correcta educación profesional que se ajusten al tiempo limitado que se dispone. O, por otro lado, mejorar las condiciones laborales presentes en la actualidad.
Manuel Zambrana Florido y Juan Luis Gil Rodríguez B1.2
La pérdida de una persona cercana a nosotros conlleva un proceso de duelo que nos repercute de manera negativa. Sin embargo, tal y como se menciona en esta entrada ( y por lo que me ha llamado más la atención), es el duelo tan característico que se da en la vejez a diferencia de las demás etapas de la vida y como la enfermera resulta una figura indispensable para estas personas.
ResponderEliminarUna filósofa llamada Simone de Beauvoir escribió una obra llamada “La Vejez” y donde a afirmaba que “un anciano es alguien que tiene muchos muertos ante si”.
¿A dónde quiero llegar con esto? Me quiero referir que, durante esta última etapa de la vida, el gran número de duelos por los que pasan tanto familiares como amistades hacen que se vaya desvaneciendo un poco más su historia a lo largo de los años, es decir, se alejan de su pasado, pero al mismo tiempo la muerte en esta etapa, se muestra más cercana.
No podemos generalizar, ya que tal y como mencionan mis compañeros pueden existir ciertos factores de riesgo: personales, relacionales, circunstanciales y sociales que provocan que el doliente no avance en su situación. Aquí quiero mencionar a la enfermera y su importancia:
La función del personal de enfermería en situaciones de duelo no solo se reduce a proporcionar al doliente un buen ejercicio de nuestras capacidades diagnósticas, sino que vamos más allá, el contacto directo que proporcionamos nos convierte en uno de los pilares que sustentan en ese momento la futura calidad de vida del doliente. Representamos el puente entre el desarrollo de un duelo sano y la misma resolución del mismo.
Nos encargaremos de procurar la exteriorización de sentimientos sobre la pérdida, así intentando que vuelva a ese pasado perdido que antes hemos mencionado, con el objetivo de que el doliente sea capaz de eliminar las sensaciones negativas y así, resguardar aquellos buenos momentos para quedar en paz y liberar el miedo a establecer nuevas relaciones sociales.
Como una reflexión final, cada persona desarrolla un duelo individual, se trata de un proceso del que no podemos escapar.
A pesar de todo ello, con la ayuda adecuada como es el personal de enfermería, su normalización, ayuda a encontrar las herramientas para abrirse paso en el camino y superarlo de una manera satisfactoria, participando de manera activa en el proceso.
Ana Pérez Rosado Grupo A.2.1
Esta entrada en el blog nos llamó especialmente la atención debido a su frecuencia y a la relevancia que tiene para las enfermeras a lo largo de su trayectoria profesional. Enfrentarse al duelo por la pérdida de un ser querido es una experiencia común, y es esencial que los profesionales de enfermería estén capacitados para abordar esta situación y brindar un cuidado integral a quienes atraviesan este difícil proceso.
ResponderEliminarCoincidimos plenamente con la perspectiva presentada en el texto, donde se subraya la necesidad de comprender que cada proceso de duelo es único. Las reacciones emocionales, la relación previa con el fallecido, la percepción de la vida y la muerte, las experiencias personales, la influencia de la cultura y la religión son elementos determinantes en este proceso. Es esencial reconocer que las actitudes hacia la muerte varían significativamente entre diferentes culturas, desde aquellas que celebran la muerte como parte de un ciclo natural hasta aquellas que siguen rituales específicos para honrar y recordar a los seres queridos fallecidos.
Además, se señala acertadamente que las vivencias y roles de los pacientes ancianos actuales difieren de los actuales, influyendo en la forma en que enfrentan el duelo. Aunque históricamente los roles de género han influido en cómo se aborda el duelo, creemos necesario la importancia de no restarle importancia al sufrimiento de ningún individuo y de adaptar el enfoque a cada situación única.
La planificación de cuidados individualizados se presenta como un aspecto crítico en este contexto, reconociendo que cada persona puede experimentar y procesar el duelo de manera diferente y en tiempos distintos. La visión holística propuesta es esencial, considerando no solo los aspectos físicos, sino también los emocionales, mentales y espirituales de quienes están enfrentando la pérdida.
Desde nuestro punto de vista, es esencial abordar a los familiares para prevenir posibles problemas de salud mental prolongados. Debemos enfatiza la necesidad de una escucha activa, empatía y respeto, reconociendo que las emociones del profesional de enfermería también pueden estar presentes, pero deben manejarse de manera cuidadosa. Ofrecer apoyo continuo, mantener la disponibilidad y respetar las decisiones y el espacio de quienes están en duelo son prácticas fundamentales para brindar un cuidado compasivo y efectivo.
GRUPO A.3.1 (2023)
Hemos elegido comentar en esta entrada ya que es un tema muy interesante de abordar y es algo que finalmente, nos acabará ocurriendo a la mayoría.
ResponderEliminarLa muerte de una persona cercana es un momento especialmente complicado. Desajusta el día a día, provoca una situación elevada de estrés, además de, agotamiento físico y emocional. Sin embargo, el duelo en la vejez y en cualquier otro momento de la vida, es un proceso obligatorio que hay que experimentar para aceptar la pérdida de alguien y adaptarse a ello.
En la ancianidad, el duelo se caracteriza por un cúmulo de pérdidas. También es importante tener en cuenta, que el duelo por viudedad o fallecimiento de la pareja puede aumentar el sentimiento de soledad, así como la sensación de desamparo.
Nos ha gustado especialmente la mención de las distintas etapas, así como el hecho de que cada persona va marcando el tiempo necesario en cada etapa del duelo. Cada persona reacciona de una forma distinta ante una pérdida, precisamente porque todos somos diferentes y las relaciones con nuestro entorno también lo son.
También nos ha interesado el abordaje que se hace respecto al papel de la enfermería. Es importante saber que los/as enfermeros/as deben encontrar las herramientas necesarias que aumenten y potencien la resiliencia de las personas frente al duelo. Para ello, se debe mostrar una actitud de respeto, pausas y silencio, escuchando las preocupaciones y observando cuándo se requiere la intervención de los sanitarios.
Grupo B 1.1