Las consecuencias de la pandemia para nuestra salud mental
¿Cuál es la imagen que te viene a la cabeza al hablar de alguien que sufre una enfermedad mental? ¿Alguien desorientado, fuera de sí, agresivo…? Pues bien, 1 de cada 4 personas en el mundo presenta o presentará algún trastorno mental a lo largo de su vida (1). Probablemente, alguien muy cercano a ti lo padezca y no lo hayas ni siquiera percibido. La sintomatología de cada enfermedad mental es muy variable y no debemos estigmatizarla sino tratarla tal y como hacemos con las patologías físicas, con la mayor naturalidad y sin prejuicios (2).
¿Hasta cuándo vamos a silenciar la enfermedad mental? No se da visibilidad a esta realidad que afecta a tantas personas. A pesar de los avances de los últimos años, la enfermedad mental es aún un tabú latente en nuestra sociedad y esto no nos hace ningún favor. Debemos actuar cuanto antes, la salud mental no espera.
La prevalencia de trastornos mentales sigue incrementándose; se estima que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad del mundo en 2030 (3) y las cifras de suicidio se elevan exponencialmente (4). Aunque las previsiones son nefastas, los sistemas sanitarios no están actualmente capacitados para sostener esta situación. Existen pocos programas sólidos con suficientes recursos materiales y humanos que proporcionen ayuda a personas con problemas de salud mental en nuestro país.
Según datos del Índice Headway 2023 de Salud Mental, la disponibilidad de personal sanitario especializado en salud mental del SNS es de las más bajas de toda la Unión Europea; España tiene una ratio de 30 profesionales especializados en SM por cada 100.000 habitantes. Concretamente, en cuanto a la tasa de enfermeras especializadas: hay 150 enfermeras especialistas menos que en Dinamarca por el mismo número de habitantes, lo que implica una peor calidad en el cuidado a estos pacientes en comparación con el resto de Europa (5).
Por otro lado, no podemos olvidar la crisis psicológica a consecuencia de la pandemia por COVID-19, que ha marcado la vida de la población mundial, ha modificado muchas de nuestras conductas y la percepción que teníamos del entorno. Además de la preocupación por el propio contagio, debemos pensar en otros problemas como la economía, la pérdida de puestos de trabajo, la disminución de vida social, etc. Las restricciones a las que los ciudadanos se han visto sometidos han tenido indudables beneficios para la Salud Pública, sin embargo han dejado importantes secuelas en la Salud Mental. Desde que se decretó el estado de alarma en España, el porcentaje de consultas psicológicas ha aumentado un 168,6%; éstas estaban relacionadas con cuadros de ansiedad (43´7%) y depresión (35´5%), mayoritariamente (6).
Sabemos que el número de mujeres dobla el número de hombres que han acudido a estos servicios. Esto se debe a la gran cantidad de desigualdades y discriminaciones que hay en torno a la vida laboral y personal, así como el rol que desempeñan. Además, debemos hablar de factores como la violencia de género, la carga de responsabilidades y los cuidados familiares, que han hecho que la salud mental de las mujeres mermase (6).
Otro colectivo afectado han sido los jóvenes. Para ellos también ha sido especialmente difícil. Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las personas que más han acudido a los servicios de salud mental han sido personas de entre 18 y 34 años, con problemas como ataques de ansiedad y tristeza, ya que han sido las personas que más han modificado su estilo de vida por culpa de la pandemia (6).
A parte de la edad, otros factores muy importante durante la pandemia han sido la posición económica en la que se encuentran los ciudadanos y los problemas de salud mental previos. Datos del CIS confirman que las personas con una peor situación económica (32´7%) duplican en número a las personas con más recursos (17´1%) que se han podido sentir decaídas, deprimidas, tristes o sin esperanza durante la pandemia. Destaca el hecho de que la prescripción de psicofármacos en el primer grupo de personas es del 9´8% y en el segundo de tan solo el 3´6%. En cuanto a la salud mental previa, el 6´3% de la población con un trastorno mental grave en España tuvieron que ser ingresados en una unidad de hospitalización aguda y el 21´4% necesitó un aumento de la dosis de su medicación (6).
Si continuamos con las secuelas que la pandemia ha dejado en nuestra sociedad, encontramos alarmante el posible aumento del suicidio. Pasamos por una situación que no habíamos vivido nunca antes, la cual supuso un reto para la población en general, pero sobre todo para personas más vulnerables de sufrir problemas de salud mental (7). En contra de lo que se habla popularmente y de lo que se esperaba en la comunidad científica, todavía no gozamos de evidencia suficiente para decir que la pandemia y el aumento de los suicidios están relacionados, a diferencia de como sucedió en pandemias anteriores como la Gripe española en 1918 o el SARS en 2003 (8,9). Pero sí sabemos que, como se mencionó anteriormente, estrés, ansiedad, incertidumbre y problemas económicos provocados por el aislamiento forman parte de los factores de riesgo que motivan a una persona a suicidarse (7,10).
Depende del país vemos diferencias, por ejemplo en Australia los estudios no muestran variaciones en las tasas de suicidios antes y después de la pandemia; en Estados Unidos hay un descenso de las ideas de suicidio, o del suicidio en sí (aunque esto en clases sociales concretas). Otros países por desgracia sí registran aumentos de las tendencias suicidas, aunque curiosamente estas eran menores durante los periodos de confinamiento, empezando a aumentar cuando iban retirándose restricciones de manera más o menos generalizada (9). Han podido hallar, por ejemplo, que algunas de las restricciones congelaron y disminuyeron las tasas de suicidios, tendencias e ideas suicidas, incluso con mayor efecto cuando estas eran más restrictivas. Esto es debido a que se reforzó por ejemplo la comunicación en las familias al tener que pasar más tiempo juntas o el “instinto” de supervivencia que nos hizo cuidarnos de contagios, podría distraernos de nuestros problemas y esos factores que nos hacen pensar en la posibilidad de quitarnos la vida (9). A pesar de ello, claro que sigue existiendo el aumento de los factores de riesgo, siendo el momento perfecto para poner en marcha las estrategias de prevención del suicidio. Algo en lo que coinciden expertos, organizaciones y gobiernos (7,10).
Para finalizar queremos destacar la necesidad de inculcar a la sociedad la importancia de cuidar la salud mental. Por un lado, en nuestro ámbito, el sanitario, aún queda mucho por hacer y muchas cosas por mejorar. Debemos tener siempre presente que la atención no es solo hacer la técnica que se precise en el momento, sino que también hay que ver más allá, y que tenemos que ayudar a nuestros pacientes en todos los ámbitos de su vida, siempre que podamos. Por otro lado, como profesionales, debemos divulgar y enseñar a la población que la salud mental es un factor muy importante en su día a día, que tienen que cuidarla y pedir ayuda cuando la necesiten.
Autores
Ignacio Romero Rueda
Paula Sánchez de la Palma
Elena Sánchez Salto
Carmen Tejero Marfil
Juan Carlos Torres Fernández
Paula Valle Jiménez
BIBLIOGRAFÍA:
2. Organización Mundial de la Salud. Trastornos mentales [Internet]. Organización Mundial de la Salud. 2019 [citado 26 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders
3. Díaz-Rubio L, Mesonero F. Un empleo para la #SaludMental [Internet]. Fundación ADECCO; 2021 oct [citado 25 de noviembre de 2021]. Report No.: 1a Edición. Disponible en:https://fundacionadecco.org/wp-content/uploads/2021/10/Informe-Un-empleo-para-la-salud-mental.pdf
4. Bachmann S. Epidemiology of Suicide and the Psychiatric Perspective. Int J Environ Res Public Health. 6 de julio de 2018;15(7):E1425. [citado 25 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29986446/
5. Bianco D, Milani E, Gianotto I, Morelli C. Headway 2023 - Mental Health Index [Internet]. 2021 oct [citado 25 de noviembre de 2021]; Brussels. Disponible en: https://eventi.ambrosetti.eu/headway2023/wp-content/uploads/sites/196/2021/10/211005_Headway-2023_Report_DEF.pdf
6. Manifiesto “Salud mental y COVID-19: un año de pandemia” [Internet]. Consaludmental.org. 2021 [citado el 26 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://consaludmental.org/sala-prensa/manifiesto-salud-mental-covid-19/
7. Al-Halabi S. Impacto de la COVID-19 en las tasas de suicidio: una oportunidad para la prevención [Internet]. Infocop.es. [citado el 25 de noviembre de 2021]. Disponible en: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=17018
8. ITESO - detalle [Internet]. Iteso.mx. [citado el 25 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://iteso.mx/web/general/detalle?group_id=27100989
9. Jerónimo MA, Piñar S, Samos P, Gonzalez AM, Bellsolà M, Sabaté A, et al. Intentos e ideas de suicidio durante la pandemia por COVID-19 en comparación con los años previos. Rev Psiquiatr Salud Ment [Internet]. 2021; Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2021.11.004
10. Sher L. The impact of the COVID-19 pandemic on suicide rates. QJM. 2020;113(10):707–12. [citado el 1 de diciembre de 2021]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32539153/
Me parece un tema muy interesante y actual del que se debería hablar más.
ResponderEliminarEs pronto para saber las consecuencias de la pandemia ya que seguimos en esta situación. Sí que se ha notado la influencia del confinamiento en la salud mental de la población española.
Claramente, España tiene un grave problema en cuanto al ratio de personal sanitario especializado en la salud mental. Nuestra sanidad carece de profesionales en el ámbito público, y muchas familias humildes no pueden permitirse las sesiones privadas de terapeutas. Además, la salud mental sigue estando muy estigmatizada en nuestra sociedad, las personas no acuden a terapia por el simple hecho de la imagen que pueden proyectar a su círculo cercano. Aun así, me llama la atención que, como dice la entrada de este blog, hayan aumentado mas de un casi un 170% las consultas psicológicas.
En cuanto a los jóvenes, entiendo que la situación de pandemia nos haya impuesto un sentimiento de confusión e incertidumbre sobre nuestro futuro por la crisis económica derivada de esta situación tan inusual.
Me llama la atención que la tasa de suicidio durante el confinamiento haya disminuido o se haya mantenido pese a el aumento de problemas mentales durante esta época. Tiene sentido que fuese debido a los lazos familiares como comentáis. También, opino que puede haber sido debido a que al estar en una situación donde toda la familia convive más en casa todo el rato, la acción de suicidarse podría haberse complicado a la persona para llevarla a cabo.
Finalmente, estoy completamente de acuerdo con vosotros en la importancia de sensibilizarnos como personas y profesionales en el trato con los problemas mentales. Todavía nos queda mucho camino como sociedad para dejar estigmatizar estas enfermedades que están en la sombra, pero son muy comunes.
Paula García León Grupo B3.1. A
Contestando a la primera pregunta que nos plantea este artículo, podemos afirmar que en la sociedad existe el prejuicio de que una persona con una enfermedad mental tiende a exteriorizarla, y que podemos reconocer este trastorno a través de su comportamiento, apariencia física, etc.
ResponderEliminarSin embargo, la mayor parte de estas patologías no tienen por qué ser detectadas a simple vista incluso por la misma persona que las sufre. Es por ello que deberíamos darle mayor importancia al uso de los servicios de salud mental que ofrece el sistema sanitario.
Como todos sabemos, la pandemia de Covid-19 ha agravado los problemas de salud mental de la población mundial tales como el suicidio, la ansiedad, el estrés, así como otros factores influyentes como la violencia de género, la crisis económica, el paro, etc.
La situación que ha causado esta pandemia nos ha superado porque no estábamos preparados para afrontar los problemas de salud mental que se han derivado, por lo que la falta de recursos en este ámbito ha sido notoria.
En nuestra opinión, y reconociendo la importancia que tiene la salud mental ahora mismo, como futuros profesionales sanitarios deberíamos comprometernos a promover la mejora de este ámbito para estar a la altura de lo que la población necesita.
Paloma Zayas Zapata
Julia Zúñiga Zumaquero
Grupo A.3.2. B
Me parece un tema bastante acertado, deberíamos hablar y concienciar más sobre cómo nos han afectado psicológicamente estos 2 años que llevamos de pandemia.
ResponderEliminarEn redes sociales, muchos jóvenes hablaban del término 'fatiga pandémica' por el cansancio y agotamiento mental de la situación que se sigue prolongando.
A raíz del confinamiento de casi 3 meses en 2020 hemos visto afectado en cierta medida nuestra concentración para estudiar, o cómo nos afecta no poder socializar como antes por el miedo a contagiarnos, o llegar a casa y sólo ver más noticias sobre coronavirus.
La pandemia ha provocado cuadros de ansiedad, depresión, estrés crónico, y muchas personas no han tenido oportunidad de buscar u obtener ayuda psicológica para afrontarlo, lo que puede traer muchas secuelas en el futuro, pues nadie estaba preparado para lo que ha ocurrido.
En cuanto al ámbito laboral, debemos poner especial atención a aquellas profesiones que han sufrido una alta sobrecarga de trabajo y estrés durante estos 2 años, entre ellas la enfermería, que ha estado meses enfocada en frenar la pandemia.
Como dicen los compañeros del artículo, tenemos un papel muy importante en divulgar y apoyar a que se cuide más la salud mental, pero no debemos olvidarnos de la salud mental de aquellos que nos cuidan.
El ser humano ha convivido durante siglos con la controversia de la significación de la salud mental y las consecuencias que ello conllevaba. Desde la primera cultura que pensaban que este desorden mental era sinónimo de locura o persona endemoniado, incluso otras en cambio, que aludian que las personas que poseían alguna patología mental debían de estar más protegidas por su vulnerabilidad y su inocencia.
ResponderEliminarEn la década de los 60, España debido a su contexto cultural y el pensamiento atribuido a esa época, la salud mental, los trastornos psicóticos, y todas las anomalías derivadas de lo mismos; no refería ninguna importancia, es más, acudir a terapia e incluso pedir ayuda para erradicar este tipo de trastorno estaba mal visto.
Sin embargo, 10 años más tarde, en la década de los 70 España sufre un gran cambio en cuanto a la visión de la sanidad pública a nivel nacional. Se deciden reformar las leyes en cuanto a la sanidad, incluida la salud mental y la salud psiquiátrica. Esto conlleva un cambio de creencias y una gran reflexión en cuanto a la gran consideración que tiene este tipo de patología y todo lo que repercute en la población. Por ello, volvemos a destacar la relación directa que posee la salud mental y, por ende, su tratamiento o su modo de actuación con la cultura y el cambio de pensamiento.
En la actualidad, al final del año 2019 se experimentó el inicio de una gran pandemia que se ha expandido hasta el día de hoy. En cuanto España se refiere, incluso al resto de países, ha repercutido notoriamente en los hábitos cotidianos de las personas.
Ha influido en el nivel físico, en el nivel psicológico, en el ámbito laboral y por ello económico, en la gestión de la educación, la sanidad y su intento de refuerzo, sin olvidar todos los problemas que ha derivado. Nosotros, los ciudadanos, no solo hemos vivido que nos hayan arrebatado el derecho libertad durante un mes (que es un punto de inflexión muy grande en cuanto a la salud mental se refiere) sino que también hemos convivido con una situación de inestabilidad sanitaria, que repercutió sobre todo en los más vulnerables, los mayores y que hace que cada persona de cada familia tenga una gran frustración e intriga por el futuro más cercano de la salud de sus allegados.
Por todo ello, pienso que se deberían de promover, prevenir, y fortalecer toda la medida necesaria que repercuten en la salud mental. Tenemos la suerte que a día de hoy la importancia de cuidar todos los ámbitos de nuestra salud y en general llevar hábitos de vida saludable, esta casi integrado en nuestro dia a dia. Sin embargo, no toda la población se queda exenta de esta problemática, existe un gran número de porcentaje que se ha incrementado de personas que poseen algún trastorno o desorden psicótico, que necesitan ayuda psiquiátrica incluso que se han planteado a levantarse la vida por no saber gestionar este tipo de situaciones. Tampoco podemos olvidar que también existe un porcentaje de personas que aún ven este tipo de situaciones como algo tabú y que deciden no tomar ningún tipo de apoyo.
Para concluir, está totalmente estudiado y validado que se ha incrementado la necesidad de asistencia psiquiátrica después de la pandemia, que ha incrementado el número de personas con este tipo de trastorno (independientemente de que las mujeres siempre hayan tenido un porcentaje más elevado), y que incluso hasta las poblaciones más vulnerables como los niños los ancianos necesitan a día de hoy ayuda.
Marina Rodríguez Ocaña grupo A.2.2