La Salud Mental de niños, adolescentes y personal sanitario durante la pandemia por la Covid-19
El 11 de marzo de 2020 la OMS calificó como una pandemia la enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-COV-2, conocida popularmente como COVID-19 (1).
Dicha enfermedad ha causado muertes prematuras, que no han permitido el debido duelo en la mayoría de las ocasiones, el aumento de consumo de alcohol o tóxicos, y el abandono del autocuidado. Además, el confinamiento dificultó el desarrollo de las relaciones sociales de la población provocando la aparición de nuevas patologías tanto físicas como mentales, así como la complicación de algunas ya existentes. Como resultado de esto, nos encontramos en una situación crítica debido al aumento de demanda de servicios, como por las carencias del actual sistema sanitario según la Confederación de Salud Mental de España (2,3).
Este documento va a estar centrado en tres grupos de población: niños, adolescentes y profesionales sanitarios. Por un lado, porque consideramos que la literatura actual se ha enfocado sobre todo en la población general, y no existe tanta información sobre las repercusiones e intervenciones en la salud mental de niños y adolescentes. Por otro lado, nos centramos en los profesionales sanitarios porque ellos han vivido en primera persona los efectos de la pandemia. Este es un tema que nos concierne a nosotros como futuros enfermeros, y del que hemos sido partícipes en parte, por lo que queremos mostrar nuestra percepción de la situación.
En primer lugar, hablaremos sobre los jóvenes y adolescentes. Estos constituyen uno de los grupos más afectados por las consecuencias psicológicas de la enfermedad por COVID-19. Esta etapa de la vida los convierte en un grupo de riesgo, debido a que la mayoría de los trastornos mentales aparecen a estas edades. Diferentes estudios reflejan que el cierre de centros docentes primarios y superiores, el cese de toda actividad, así como la pérdida de rutina e interacción social con su entorno son unos de los factores que han contribuido a dicha situación, dando lugar a episodios de angustia, ansiedad y estrés, entre otros4. Así mismo, un comunicado emitido en septiembre de 2021 refleja que un 40% de los jóvenes reconoce haber sufrido síntomas de ansiedad, depresión o estrés postraumático en el último año, y un 30% de los que padecen depresión no habla de ellos con su entorno social (5).
Sin embargo, no solo los adolescentes se han visto perjudicados por esta situación, también los niños. Esto es debido a la realidad que experimentaban en casa, pues estaban expuestos a excesiva cantidad de información, expresada por familiares y medios de comunicación, la cual eran incapaces de asimilar. Esto ha generado estrés que ha desembocado en un cambio en sus conductas, pudiendo llegar a violencia, ansiedad, nerviosismo, entre otros. Algunos de los factores beneficiosos para la conducta de los niños es el contacto con su familia y seres queridos, así como la buena comunicación con ellos, favoreciendo la expresión de sus emociones y sentimientos (6,7).
Teniendo en cuenta nuestra experiencia en esta pandemia, los jóvenes y niños son un colectivo que ha sido invisibilizado y estigmatizado con respecto al resto de grupos vulnerables, como las personas mayores. Esto es debido, en primer lugar, a que el grueso de las noticias en los medios de comunicación establecía principalmente a los jóvenes como los culpables del aumento de contagios, sin tener en cuenta que no éramos el único colectivo responsable de dicho empeoramiento (8). Como consecuencia, se han enmascarado las preocupaciones que teníamos en cuanto a nuestro futuro profesional, y que además, como estudiantes de enfermería, hemos podido constatar de primera mano. Esto tuvo lugar ya que se impuso un modelo online en los centros educativos, exigiendo el mismo ritmo que teníamos antes del confinamiento dejando de lado nuestro tiempo de ocio y descanso.
En segundo lugar, otro de los grupos más expuestos al virus y a sus consecuencias físicas y psicológicas han sido los profesionales sanitarios, debido a su implicación directa en el cuidado de los pacientes afectados. Los principales factores de riesgo para que los trabajadores sanitarios sean más proclives a desarrollar trastornos mentales son: la exposición a un alto riesgo de infección, protección inadecuada contra el contagio, la sobrecarga laboral, frustración, discriminación, aislamiento, problemas emocionales, falta de contacto con sus familias y agotamiento. Como consecuencia de estos factores, han aparecido afecciones como síntomas depresivos, insomnio, ansiedad, síntomas psiquiátricos generales y altos niveles de estrés relacionado con el trabajo. Estos problemas contribuyen a la aparición de burnout o síndrome de desgaste profesional, que hace que disminuya la calidad de los cuidados que los sanitarios brindan a los pacientes (9,10). Como estudiantes de enfermería en plena pandemia, hemos podido experimentar en nuestras anteriores prácticas estas condiciones de primera mano. Por ejemplo, todos los alumnos que se encontraban en plantas hospitalarias tenían turnos de doce horas para así evitar el contacto con mayor número de personas. Por otro lado, observamos como la ratio de personal sanitario era insuficiente para el número de pacientes. A este hecho, que ocurría de forma general, tenemos que sumarle el efecto de una nueva enfermedad. Esto daba lugar a una gran carga laboral, difícil de sobrellevar.
Por lo mencionado anteriormente, para reducir el impacto psicológico se han llevado a cabo medidas para la disminución del estrés y malestar psicológico entre las que se incluyen: un afrontamiento emocional normalizado tras la pérdida de pacientes, tener tiempo suficiente para cubrir las necesidades básicas y sociales, y flexibilidad horaria (11). Pensamos que una de las formas de liberar este estrés podría ser compartir las experiencias con su entorno. Sin embargo, estos profesionales se encuentran ante un dilema, puesto que comunicar los hechos que vivían podían afectar negativamente a sus familiares y amigos, generándoles mayor preocupación y miedo sobre la situación.
Como conclusión, podemos destacar que esta pandemia ha afectado a todos niveles a la población en general, pero sobre todo ha hecho mella en la salud mental de la población más joven, así como en la de los profesionales sanitarios. Es por ello, que consideramos fundamental la inversión y planteamiento de medidas eficaces y realistas enfocadas en la prevención de dichos trastornos mentales, como puede ser la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que considera la salud mental como prioridad en todos los ámbitos como propuesta para inversión de futuro (12,13).
Y vosotros, ¿consideráis que la salud mental de estos colectivos sería mejor que la actual si no hubiera tenido lugar la pandemia del COVID-19? ¿O realmente era un problema “sumergido” o silenciado” que no percibíamos?
Autores:
Lucía Aragón Rodríguez
Pablo Benítez Domínguez
María Graciela de Castro Martínez
Juan de Dios García Escaño
Julio Ríos Guerrero
María Rodríguez Fernández
Lucía Romero Ledesma
BIBLIOGRAFÍA:
1. Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 11 de marzo de 2020 [Internet]. [citado 2 de diciembre de 2021]. Disponible en: https://www.who.int/es/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19---11-march-2020
2. Consejo General de la Psicología de España. La salud mental en situación crítica un año después de la pandemia - manifiesto de la Confederación Salud Mental España. [Internet] 2021 [citado el 25 de noviembre de 2021]. Disponible en:
https://Infocop.es/view_article.asp?id=16898
3. Buitrago Ramírez F, Ciurana Misol R, Fernández Alonso MDC, Tizón JL. Pandemia de la COVID-19 y salud mental: reflexiones iniciales desde la atención primaria de salud española. Atención Primaria. [Internet] 2021 [citado el 25 de noviembre de 2021]; 53 (1): 89–101. Disponible en:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0212656720301876?via%3Dihub
4. Buitrago Ramírez F, Ciurana Misol R, Fernández Alonso M del C, Tizón García JL. Repercusiones de la pandemia de la COVID-19 en la salud mental de la población general. Reflexiones y propuestas. Atención Primaria. [Internet] Agosto de 2021 [citado el 25 de noviembre de 2021] ;53(7):102143. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-repercusiones-pandemia-covid-19-salud-mental-S0212656721001773
5. EFE [Internet]. Madrid; 16 de Septiembre 2021 [citado el 25 de noviembre de 2021]; Disponible en: https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/salud-mental-los-jovenes-de-18-a-30-son-mas-vulnerables-tras-la-pandemia/10004-4631216
6.Kumar A, Nayar KR. COVID 19 and its mental health consequences. J Ment Health. 2 de enero de 2021; [citado el 1 de diciembre de 2021] 30(1):1-2. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/09638237.2020.1757052?needAccess=true
7. PAHO [Internet] Helping-children-cope-with-stress-print.pdf. 9 de abril del 2020 [citado 2 de diciembre de 2021]. Disponible en:
https://www.paho.org/en/documents/infographic-helping-children-cope-stress-during-2019-ncov-outbreak
8. La Vanguardia [Internet]. Barcelona: Alba León López; [2 de agosto de 2021; citado 2 de diciembre de 2021]. Disponible en:
https://www.lavanguardia.com/participacion/debates/20210802/7633806/jovenes-son-poco-responsables-covid.html
9. Rodríguez BO, Sánchez TL. The Psychosocial Impact of COVID-19 on health care workers. Int Braz J Urol. 2020 [citado el 2 de diciembre de 2021];195-200. Disponible en: https://pesquisa.bvsalud.org/portal/resource/es/biblio-1134286
10. Danet Danet A. Psychological impact of COVID-19 pandemic in Western frontline healthcare professionals. A systematic review. Med Clin (Barc). 7 de mayo de 2021 [citado el 2 de diciembre de 2021]; 156(9):449-58. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33478809/
11. González-Rodríguez A, Labad J. Salud mental en tiempos de COVID: Pensamientos tras el estado de alarma. Med Clin (Barc) [Internet]. 2020 [citado el 25 de noviembre de 2021]; 155 (9): 392–4. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7381887/
12. Unicef. Salud mental e infancia en el escenario de la Covid-19. Propuestas de Unicef España [Internet]. 2020 [citado 2 de diciembre de 2021]. Disponible en: https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/COVID19_UNICEF_Salud_Mental.pdf
13. UN [Internet]. La Agenda para el Desarrollo Sostenible – Desarrollo Sostenible. [citado 2 de diciembre de 2021]. Disponible en:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/
En primer lugar, respondiendo a la pregunta que los propios autores plantean, nos gustaría recalcar que es cierto que han sido muchos los niños y jóvenes que durante y tras los momentos más duros de la pandemia como ha sido el confinamiento, han visto mermada su salud mental, con manifestaciones totalmente desconocida para ellos. Además en los que ya presentaban algún tipo de trastorno, este ha empeorado su sintomatología. Sin embargo, no debemos olvidar que los problemas relacionados con la salud mental ya existían antes de la llegada de la Covid-19 con la diferencia de que por ese entonces, este tema era totalmente tabú debido al estigma que le rodeaba y por desgracia, aún le rodea.
ResponderEliminarNo obstante, si pudiéramos sacar algo positivo de la situación epidemiológica actual, es que esta ha favorecido que la sociedad sea más consciente de la alta prevalencia de enfermedades mentales presentes en España (puesto que la pandemia nos ha puesto en una situación límite) dándole por tanto mucha más visibilidad a este asunto.
Incluso hemos podido conocer la alta carga laboral que tienen los sanitarios y el bajo ratio-sanitario que se presenta en nuestro país, siendo por tanto conscientes que es muy necesario mejorar las condiciones laborales de estos trabajadores esenciales.
Grupo A.3.1
Es evidente que la pandemia por COVID-19 ha causado un gran impacto en nuestras vidas pudiendo llegar a causar en muchas personas enfermedades tanto mentales como físicas.
ResponderEliminarEn respuesta a la pregunta que plantean los compañeros, consideramos que la salud mental de estos colectivos probablemente sería similar a la actual, con la diferencia de que si no hubiera tenido lugar la pandemia no se le prestaría tanta atención a la salud mental, pero ahora todos esos problemas que permanecían silentes han salido a la luz y nos han hecho liberarnos un poco de algunas dificultades que ya padecíamos antes de aparecer la COVID-19. No obstante, queda aún mucho por recorrer en el campo de la salud mental y, especialmente, en la eliminación del estigma social que existe ante estos trastornos.
Pensamos que la pandemia al fin y al cabo nos está dando mucho que pensar y aprender a quienes intentamos sacar algo de ella. Entre otras cosas, nos ha hecho ver que la vida es un constante cambio, muchas veces imprevisible, al que nos tenemos que adaptar para poder seguir adelante. El hecho de tener esa incertidumbre de qué va a pasar mañana, estar constantemente pendientes a las novedades que nos indican los científicos, políticos y sanitarios sobre el virus y las medidas que hay que adaptar contra él, la evolución de las vacunas, el aislamiento social que en muchas ocasiones lo generamos incluso nosotros mismos por miedo a poder contagiar o ser contagiados y un sinfín de cosas… Creemos que ese es uno de los principales motivos que han hecho emerger tantos problemas para nuestra salud.
Grupo A2.1
Respondiendo a la pregunta que plantean los autores del texto, creemos que ya existía un problema que no percibíamos con la magnitud que luego se ha revelado. Por parte de los sanitarios la carga de trabajo que soportaban y las repercusiones emocionales que ello conlleva se ha visto incrementado exponencialmente con una pandemia mundial. Incluso al día de hoy y ya con una “sexta ola” en curso se les exige de manera implícita una actitud y resistencia totalmente fuera de lugar para un personal emocionalmente agotado. Como ejemplo diré que al personal sanitario no se le reconoce por parte de las autoridades al día de hoy ni siquiera las bajas laborales por causas del Covid-19.
ResponderEliminarEn cuanto a los jóvenes y los niños han visto su mundo volverse del revés, una situación latente que era una salud mental frágil ha visto como las sintomatologías se multiplicaban. Demasiado tiempo sin una interrelación personal adecuada y con dificultades para hablarlo con personal cualificado que orientara hacia un confinamiento un poco mas saludable. En lo positivo, recalcar la visibilidad que tanta falta hacia a todos los problemas de salud mental e incidir en la necesidad de hacer efectiva una ley recién aprobada y que representa un salvavidas para una población muy afectada y estigmatizada.
Grupo A2.2
ResponderEliminarAcerca de la pregunta que comentan los compañeros en el blog, desde mi punto de vista, la salud mental en estos sectores poblacionales sin la presencia de la pandemia del COVID-19, hubiese sido considerablemente mejor. Como consecuencia de esta situación, se ha demostrado mediantes estudios observacionales que estos colectivos experimentaron un aumento aproximadamente del 25% de angustias psicológicas y físicas negativas, como la ansiedad, depresión, el estrés, junto con el insomnio, la indignación y la preocupación por su propia salud y la de su familia. No obstante, las enfermedades mentales en edades extremas siempre han estado presente pero no con la misma intensidad como en la actualidad.
Para los trabajadores sanitarios, la pandemia ha supuesto un aumento de la carga de trabajo, agotamiento físico y mental, mayor exposición a la transmisión, equipos de protección inadecuados o insuficientes, e incluso decisiones éticamente difíciles de asumir. Por lo contrario, antes de la pandemia, estas tasas de depresión y ansiedad seguían existiendo en menores cantidades debido a las altas tasas del síndrome de burnout, enfrentamiento constante ante situaciones de sufrimiento y muerte y los turnos rotatorios.
Después, la adolescencia es siempre una edad complicada tanto para quien la atraviesa como para los que le acompaña y la vida se convierte en una especie de montaña rusa con las hormonas a flor de piel. La pandemia ha afectado a todos los rangos de edad pero, sin duda, los adolescentes han sido unos de los más afectados. Estos individuos han sufrido un cambio enorme en la rutina diaria de la noche a la mañana y se han visto aislados del mundo. Muchos de ellos, alejados físicamente de sus amigos, no han querido hablar con nadie y se han ido guardando sus emociones y, es ahora, cuando empiezan a manifestar todo lo que les ha pasado mediante enfermedades mentales.
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